EL ESPLENDOR NIHILISTA de Christian Villamide en el MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO MAC Florencio de la Fuente
MÁS QUE EXPOSICIÓN, PAISAJE. Mário Guixeras. Comisario de SPIRIT LEVEL SPIRIT LEVEL es, más que exposición, paisaje. El artista gallego Christian Villamide (Lugo, 1966) descubre la identidad del espacio expositivo del mismo modo en que descubre un monte o una arboleda: a través de una experiencia plástica y reflexiva con el lugar. Su forma de trabajar desde lo transdisciplinar activa la arquitectura del Museo a través de instalaciones, fotografías, pinturas y esculturas. En su caso, el entorno se define por sus relaciones (siempre cambiantes) con el "yo" y con el "nosotros". Y es que las obras de las que participamos en esta muestra nos hablan desde la compleja relación entre el ser humano y lo natural.
Villamide se preocupa por lo paisajístico fuera de los cánones de lo dramático, lo romántico, lo sublime o lo ancestral. Aunque bebe de estas fuentes, no encontramos aquí un Monje frente al mar, ni tampoco una Spiral JettY. Lo que SPIRIT LEVEL nos ofrece es una reflexión como sociedad y como individuos en torno a las tensiones que surgen del actual binomio aretificial-natural, al que pertenecemos necesariamente y que no puede entenderse como una relación antagónica entre conceptos.
La dicotomía entre la
noción del paisaje como «fondo» y el paisaje como «agente
protagonista” responde
a una transición en la historia del arte, pero es además una
cuestión presente. Villamide hace fundamental al paisaje, que de una
u otra manera hoy se continúa usando de decorado. No obstante, en
Europa se adquiere una consciencia del paisaje en sí mismo
progresivamente, una consciencia que se incrementa en torno al siglo
XVII a través de la pintura, en la que el paisaje toma cada vez más
relevancia, bien por su carácter extraordinario per
se,
bien por su uso como herramienta de registro y demarcación
territorial. Su protagonismo crece gradualmente. Así, en el siglo
XX, el expresionismo, el futurismo y el surrealismo dan cuenta de
nuevas formas de ver el paisaje, más allá de las representaciones
que pudieran resultar de nuestra percepción óptica del mismo.
A
partir de los años 60 del siglo XX, con el Land Art, la visión de
los artistas se transforma en una visión experiencial: no pintan un
sol cálido sobre campos de trigo, en su lugar salen y experimentan
ese calor sobre su piel, participando de primera mano de la
existencia de esa cualidad. El
paisaje es transitable necesariamente,
y de igual modo lo es su continua reinterpretación. La obra de
Christian Villamide nos hace ver que el mundo se puede habitar,
física e intelectualmente, de muchas otras formas más allá de las
normalizadas.
SPIRIT
LEVEL representa
la activación de un paisaje que deja de ser óptico para ser
háptico. Que nos deja entrever su multiplicidad hoy: fragmentado,
idealizado, escondido, histórico, decorativo, alterado, productivo,
lírico, urbanizado. Se interesa por los procesos de
mercantilización, urbanización y consumo que afectan a la
naturaleza, que acotamos y deformamos a voluntad, como si negáramos
su cualidad orgánica, e incluyéndola a menudo como uno más en la
lista de materiales de construcción. Estamos
acostumbrados al razonamiento analítico, separar para examinar, pero
también para transformar su identidad, recortándola y
fragmentándola, a veces sin conclusión:
del entorno (bosque) al objeto (árbol) y al material (madera). En
respuesta a esta cualidad del ser humano de dividir para aprehender
las cosas (nótese la “h”) entra en juego la voluntad ambiental
de Villamide a través de sus montajes con obras como El
esplendor nihilista
o El
sueño del topógrafo,
instalaciones realizadas explícitamente para la Sala de Columnas y
la Sala de Cubiertas del MAC Florencio de la Fuente respectivamente.
Quizás
una de las primeras asimilaciones culturales de la capacidad humana
de transformar el entorno natural con fines utilitarios se da cuando
dejamos de hablar de “paisaje” para
hablar de “territorio”.
Es una cuestión de perspectiva. Desde hace unos años, la
herramienta conceptual del “territorio” está muy presente en
numerosas exposiciones y títulos de programas de arte en España,
que abordan el tema de los espacios políticos, públicos, urbanos,
íntimos o naturales y que parece de algún modo tener la capacidad
de hacernos más cercana, más táctil, la noción de paisaje,
usualmente más asociada a la necesidad de un horizonte, esto es, a
una cierta condición de lejanía o extrañeza.
La
noción de “territorio” se desarrolla normalmente a partir de dos
tipos de planos: el plano cenital (mapa) y el plano detalle
(experiencia del territorio). Son puntos de vista que facilitan la
exploración analítica. Por otro lado, la noción de “paisaje”
se sitúa comúnmente en un plano general, panorámico, si se quiere.
Aparentemente,
haría alusión más bien a lo contemplativo. SPIRIT
LEVEL se
desenvuelve entre ambas formas de entender el espacio, cuestionando
estas significaciones, haciendo del paisaje experiencia y
conocimiento intelectual. Vemos así en la exposición obras que se
acercan a la idea de registro como la serie Atrezo-territorio,
pero siempre desde una poética que le da importancia a la plástica
y a lo evocador, y que se aleja de lenguajes asépticos.
Del
mismo modo en que la obra de Villamide despierta una voluntad
reflexiva y analítica, subyace bajo sus montajes un imprescindible
acercamiento
al misticismo,
acrecentado por lo atmosférico y relacional de sus proyectos, de los
que siempre emerge su relación personal con lo natural y con lo
simbólico: el Dorado,
el espejismo, la aparición, lo melancólico, el oasis… Ideas que
vertebran la energía general presente en la exposición, y que
facilitan al público la capacidad de interpretación e
interpelación.
Su
trabajo se rige por unos códigos visuales e inspiraciones que nos
son siempre más o menos reconocibles, independientemente de nuestro
contexto personal. Su obra es capaz así de resonar en lo global a
pesar de actuar desde lo local.
En
este sentido, el MAC Florencio de la Fuente de Huete, (Cuenca)
representa un emplazamiento en sintonía con el discurso de
Christian, que desde hace años se ocupa de prestar
atención a lo rural:
a caballo entre lo natural y lo urbanístico, como un entorno del que
seguir aprendiendo y al que es importante recurrir para repensar
nuestra relación con el espacio.
SPIRIT
LEVEL nos
ofrece, en definitiva, otras maneras de reflexionar y de hacer,
acercándonos a los tempos de la naturaleza. Otras maneras de
relacionarnos con el paisaje en cualquiera de sus formas, quizá sin
necesidad de domesticarlo.
El
comisario:
Mario
Guixeras de
MAC Florencio de la Fuente
|